LA
MEMORIA DE NUESTRO ÁRBOL GENEALÓGICO SE REFLEJA EN NUESTRO CUERPO
por Alejandro
Jodorowski
Nuestro cuerpo refleja los problemas o enfermedades
heredadas del árbol.
Hemos
de tener en cuenta que en cada zona corporal conviven tres informaciones:
1.-La memoria de nuestro árbol
genealógico
2.-La memoria biográfica
personal
3.-Los mensajes que el sabio
interior nos envía a través del cuerpo
1.- La
memoria de nuestro árbol genealógico
La familia está viva en la piel, en el cuerpo, está
hablando. Hasta tal punto que podemos reconocer a nuestro árbol por la huella
que este ha dejado en nosotros.
2.-La
memoria biográfica personal
Desde la manera en la que
somos concebidos, hasta el efecto que nos ha causado la regaña del jefe,
pasando por el tipo de parto, como nos han acariciado de niños, todo queda
escrito en el cuerpo.
Por ejemplo, consideramos que
el peso de la culpa se asienta en la parte alta de la espalda y los traumas
infantiles en los pies. La piel es un gran lienzo en la que queda escrita la
historia de nuestras relaciones con el mundo.
3.-
Los mensajes que el Sabio Interior nos envía a través del cuerpo
Nuestro cuerpo es el mapa
físico de nuestra conciencia, un fiel reflejo de cómo funcionamos en las
distintas áreas de la vida. Cualquier síntoma físico es una oportunidad para
hacernos conscientes de que hay un área en nuestra vida que necesita atención.
· El
cuerpo en su
totalidad se inclina al andar: hacia atrás o hacia delante
Estaremos huyendo del pasado si caminamos inclinándonos ligeramente hacia
delante. Si nos inclinamos hacia atrás al andar tenemos miedo a entrar en la
vida.
· La
cabeza
también puede simbolizar al padre y a todos los ancestros varones.
Caminar con la cabeza por delante es igual a no reconocer nuestros deseos, andamos
refugiados en el intelecto.
· Los
tumores cerebrales tienen que ver con los secretos
escondidos del árbol.
· Las
migrañas con las retenciones sexuales.
· Los
ojos como conjunto son de carácter masculino; El ojo derecho es
el intelectual, el racional. El izquierdo es el del corazón, el ojo profundo,
el de la receptividad.
· La
boca y las orejas simbolizan el linaje materno (son receptivas).
La sordera en el oído izquierdo puede ser algo que no quiero escuchar del
linaje femenino.
· Los
dientes
picados son el resultado de la rabia no expresada.
La
garganta es el
canal de expresión y de creatividad. Tras una amigdalitis se
esconde el miedo, las emociones reprimidas y la creatividad sofocada.
· El
pecho: aquí está la relación corazón-emociones. Si no nos han
amado desarrollaremos un pecho endurecido e insensible.
· Las
manos son
el símbolo de la elección. La mano derecha es el símbolo de la
elección racional, sin fe. La izquierda es la intuitiva.
· Las
uñas son
nuestras defensas simbólicas… ¿Heredamos uñas de mucho
grosor?
· La
espalda: los
problemas simbolizan que cargas a los padres.
Si no
nos acariciaron de pequeños podemos sufrir una desviación de columna.
· En la
espalda se
van archivando los conflictos no resueltos de nuestro pasado:
·
En la parte lumbar está la conexión con nuestra
sexualidad y creatividad (los padres)
·
En la parte dorsal es la conexión con nuestra
parte emocional (los abuelos en el árbol)
·
En la parte cervical nos conectamos con nuestro
intelecto (los bisabuelos)
El
vientre: la madre y todo lo que “digerimos de la vida”.
·
Los problemas de estómago están asociados al
miedo, a la angustia y la ansiedad.
· La
pelvis se conecta con la sexualidad y con nuestros padres. El
miedo a la sexualidad puede traducirse en una pelvis movida hacia atrás.
· Las
rodillas nos muestran nuestra flexibilidad, nuestra
adolescencia. Si vivimos encerrados en nuestro castillo, inflexibles,
sufriremos con las rodillas.
· Los
pies simbolizan el territorio, conectados con nuestra
hermandad.
·
Cuando no estamos viviendo nuestra vida,
caminamos como un ladrón sin hacer ruido.
·
Si somos hijos de padres divorciados, o
separados, las puntas de los pies se separan.
·
Vivimos una época de regresión a la infancia
cuando las puntas de los pies miran hacia dentro.
·
Cuando los pies se inclinan hacia fuera nos
señalan que no tenemos un lugar en el mundo.
Somos un espíritu que utiliza
un cuerpo de vehículo para pasearnos por esta vida, pero él no es una
carrocería inerte, cada célula contiene lo que fueron nuestros ancestros y lo
que somos nosotros. Recuerda el proverbio chino que dice: “Nada sienta mejor al cuerpo que el crecimiento del espíritu”.
Alejandro Jodorowski
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