LA
RELACIÓN ENTRE PADRES E HIJOS
Bert Hellinger explica que en el área laboral, de
estudios o inclusive en nuestra salud física, emocional y espiritual se debe el respeto a los Órdenes del Amor, o respeto a las condiciones naturales de la vida.
Estas
leyes son:
Pertenencia:
todos los miembros del sistema familiar tienen el mismo derecho a pertenecer,
hayan hecho lo que hayan hecho.
Jerarquía: En
la familia de origen, (padres, abuelos, bisabuelos…) está primero el que nació
o llegó antes, entonces, uno como hijo es el de menor jerarquía frente a su "arbol".
Equilibrio: en
toda relación se debe dar un equilibrio entre el dar y el tomar, la única
relación que es naturalmente desequilibrada es la de padres a hijos, porque los
padres dan la vida a sus hijos y éstos nunca van a poder devolverles a ellos la
vida.
Entonces, por ejemplo, el orden natural entre padres e hijos es que el hijo reconozca y
respete a sus padres.
Como hijos tomamos de nuestros padres lo que viene de ellos
viene, “La Vida”. y los honramos viviendo
y siendo felices.
Honrar a nuestros padres significa reconocer que así es, que la vida nos es dada por ellos, y
no solo por ellos, sino también por nuestros ancestros.
Joan Garriga Bacardí, en el libro “¿Dónde están las monedas?”, explica la relación de los hijos con los
padres y no relata una maravillosa historia en donde el hijo recibe “monedas”
de sus padres.
¿y
qué representan las monedas que recibimos de nuestros padres?
Las monedas representan
todas las experiencias que hemos tenido con ellos, tanto agradables como
desagradables, alegres o tristes, afortunadas o desgraciadas. Todas…. Sin
excepción.
La concepción, el
nacimiento, la infancia, la adolescencia, la juventud… todo lo que, como hijos,
hemos vivido en relación con nuestros padres en todos los periodos de nuestra
vida, pero especialmente en la infancia, justo cuando éramos más frágiles y
dependientes.
Simbolizan también el
regalo más grande que es la Vida.
Las monedas son todo
lo recibido en nuestras raíces, tienen un sentido transgeneracional, porque por
nuestras venas corre la sangre de nuestros ancestros (abuelos, bisabuelos..)
con todas las vicisitudes que a ellos les tocó vivir.
En nuestra fantasía o
en nuestra ignorancia, nosotros los
hijos tenemos la idea de que podríamos haber tenido otros padres o que los
padres tendrían que haber sido distintos y nos duele verlos tan cual son,
entonces los rechazamos, los juzgamos y les decimos…
“Esas monedas no son buenas ni suficientes” “yo me siento vacío,
lastimado y herido y lo que me dan no me alcanza, así que no las tomo porque no
me interesan”
Y seguramente, después de decir estas palabras nos sentimos fuertes,
impetuosos, con una fuerza apasionada e intensa, pero es la fuerza falsa que
nos da el resentimiento y el sentirnos víctimas frente a los hechos vividos.
Y a pesar de sentirnos fuertes, también nos sentimos vacíos y
necesitados y no logramos quedarnos en paz.
Y así, vamos por la vida buscando las monedas que
rechazamos de nuestros padres, sin darnos cuenta que están con ellos,
esperando…
Aunque como hijos rechacemos
a nuestros padres, en lo más profundo del alma también nos identificamos con
ellos. hay una extraña y oculta lealtad hacia los padres, por eso igualmente los interiorizamos, ¿cómo?...
Por ejemplo, enfermándonos, siendo infelices, repitiendo situaciones de
dolor…
Y tampoco
lograremos verdaderamente querernos a
nosotros mismos, porque para lograr esto tenemos que asumir el proceso de
querer y respetar a nuestros padres.
El
“honrar a nuestros padres” requiere de un gran coraje y una actitud emocional sincera,
transparente y comprometida. Se trata de reconocer las
heridas y permitir que nuestros padres lleven la responsabilidad de lo que fue
difícil o equivocado, y seguir amándolos con sus errores y su realidad, tal
como es y tal como fue. Se trata de aceptarlos con realismo, con respeto y con
amor.
Cada padre encuentra
su grandeza cuando es respetado como tal y también cuando siente el derecho a
no ser perfecto y a cometer errores…
Tomar las monedas es
una meta que tratamos de alcanzar para lograr la paz y la reconciliación, con
nuestros padres, con la vida, con los demás y con nosotros mismos.
Vivir sostenidos en
nuestros propios pies, es vivir sostenidos en nuestros padres y en nuestras
raíces familiares y convertir las monedas que recibimos de nuestros anteriores,
muchas o pocas, alegres o tristes en riquezas para nuestras vidas y para las
vidas de quienes nos rodean.
Cuando el hijo dice: "Lo
tomo todo y, cuando sea mayor, lo pasaré a otros", los padres se
sienten felices.
"Yo tengo la Vida de ustedes, ustedes son mis padres y yo los tomo a
ustedes así como son, como mis verdaderos padres". Con esto el hijo
queda en paz.
Fuente: Donde Están las Monedas de Joan Garriga Bacardí
para descargar el libro:
http://entiestatodo.blogspot.com.ar/p/material-de-descarga.html
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